Por Doris Paniagua
En estos momentos el mundo está viviendo una situación que ha mostrado
la igualdad que todos tenemos ante un mismo enemigo, un enemigo que ha demostrado un poder gigantesco de destrucción y
que al parecer lleva ganada casi todas
las batallas .
En todos los países la gente
llora, está triste, es como si un gran espejo mostrara un solo rostros, el mundo se ha paralizado, todo está en
calma, detenido y sólo se escucha el clamor de una humanidad que ruega misericordia.
Popularmente hay un expresión que le va como anillo al dedo ha está
situación, "Mírate en mí
espejo" aunque esto es difícil de hacer, parece ser que el coronavirus a
puestos a las naciones a llevar a la práctica esta común frase, sí, nos estamos mirando en un mismo espejo, un
espejo que lamentablemente sólo está mostrando desolación y pánico, no sólo por
lo que está haciendo este mal , sino por lo que vendrá después, todos nos preguntamos ¿Cuándo y cómo nos vamos a recuperar del daño económico y emocional que la pandemia
dejará? Ahora no hay respuesta, sólo
espera.
Algo interesante, es visualizar las plegarias, oraciones, incrédulos que ruegan a un Dios que para muchos era
inexistente, gran lección nos está
dando este enemigo universal, hay que creer aunque no podamos ver y que bueno,
sólo espero que al final de está tragedia a los hoy solidarios no se les olvide
que ese valor se debe tener aún cuando
no se tiene terror a morir o ha ser alcanzado por un mismo mal.
No debemos olvidar que podemos ser capaz de mirarnos todos a la vez no
sólo en el espejo que muestra la tragedia, si no que podemos vernos reflejados
también con rostros felices cuando demostramos igualdad , amor, sonrisas,
cuando podemos dar un pan a quién lo necesita no sólo en este momento sino
siempre.
El espejo universal debe ser constante, persistente, debe ser lustrado
con frecuencia para que siempre nos muestre la realidad de lo que se vive, para
que veamos en el, que no importa tu color, tu idioma, tu fe, tu estatus social, tu intelectualidad o tu falta de
conocimientos a la hora de ser afectados o bendecidos con las circunstancias
que trae la vida y ahora esa circunstancia es el Covid- 19.
Ese espejo real nos está mostrando también que nos perdemos de mucho
cuando no le damos importancia al contacto social, a un beso, un abrazo, una caricia, todos ellos signos del amor,
compasión, orgullo, angustia, alegría,
tristeza y solidaridad.
Los espejos suelen mostrar la realidad, no seas de aquellos que sólo ven
lo que desean obviando los demás detalles que también se visualizan al
alrededor.
Periodista Doris Paniagua.
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